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Espero estéis muy bien, hoy vamos a hablar de dos de mis temas favoritos, el mundo Kinky y el mundo BDSM. Aunque parezca lo mismo, realmente no lo es, así que hoy hablaremos de cuáles serían esas diferencias.

Kinky es un término que hace referencia a las eróticas alternativas, es decir, a las eróticas fuera de lo convencional. Son aquellas personas que se atreven a probar cosas nuevas, a desarrollar fantasías y en el mundo Kinky caben desde las relaciones swinger, los fetichismos, shibari, bondage, así como algunas prácticas de spank (azotes) y juego pero sin llegar a la médula del BDSM, que ya conlleva estados psicológicos trascendentales por los trances alterados de conciencia.

Las personas Kinky aderezan su vida sexual vainilla con toques divertidos e inclusive de juegos de rol, prueban muchas prácticas entre personas de los mismos gustos, o bien algunos solamente lo viven en la intimidad con sus parejas. Generalmente, el sexo siempre estará involucrado, es como un desfogue sexual lleno de intensidades, todas ellas físicas o al menos la mayoría.

Acerca del BDSM hemos hablado en otros artículos, que es «El uso conocido de la dominación y la sumisión psicológica y o el dolor y o las prácticas relacionadas de una forma segura, legal y consensuada con el fin de que los participantes experimenten placer erótico y o crecimiento personal» ( Jay Wiseman).

Es una realidad que estas prácticas no son para todos y no van a gustar a todos. En cambio, en el mundo Kink habrá variantes de más suaves hacia más intensas que a algunas personas en mayor o menor medida puedan llamar la atención y que les harán disfrutar al menos por un tiempo de novedades en su vida sexual, además de enriquecer la vida erótica. Sin embargo, habrá personas que una vez que disfrutan un tiempo de ese plano físico divertido y de novedades en la vida sexual, pueden sentir que siguen necesitando algo más, que no es suficiente. Aquellas sesiones meramente físicas o sexuales, inclusive combinadas, terminarán por habituales, igual que una vida sexual vainilla.

Estas personas, a veces desde el principio, o quizá más adelante, deciden evolucionar a un siguiente plano, ese plano que involucra la trascendencia y el trabajo personal a través de un compromiso en las relaciones de juegos de dominación y sumisión mediante lealtad, entrega, honor, llevando a cabo un entrenamiento y un condicionamiento mental y psicológico para poder llevar a cabo sesiones con una mayor intensidad. Esto no se refiere únicamente a temas de dolor, sino a un estado de conciencia superior en el que se crean lazos muy especiales.

En el mundo del BDSM encontraremos personas que están automotivadas, es decir, que desde el principio tienen deseos y/o fantasías de llevar a cabo algún tipo de prácticas, también tenemos los que se encuentran motivados por terceras personas, aquí caben quienes son sus parejas las que sienten curiosidad o cierta necesidad de entrar al mundo del BDSM. En 1953 Kinsey llevó a cabo un estudio que concluye que solo el 11% de la población se siente automotivada aprobar este tipo de prácticas.

La realidad del 89% de la población, y aunque puede haber excepciones, es que la mayoría de las personas que nunca han estado interesadas ni tampoco han presentado fantasías o deseos de este tipo, aunque se les ofrezca la oportunidad de experimentarlo en un entorno seguro, no disfrutarán de ello y seguirán sin tener interés.

Después están aquellas personas que ya se han decidido a probar este mundillo porque la vida sexual vainilla les ha resultado monótona y que incluso casi puede terminar con sus relaciones de pareja. Así que un tiempo se animarán a probar experimentar y, frecuentemente, si la otra parte de la pareja disfruta con ellos, seguirán desarrollándolo puntualmente desde un lugar más kinky, pero con el tiempo también terminarán por abandonarlo.

Después tenemos aquellas personas que descubren este mundo y les atrae, de pronto encuentran que no solo les trae aportaciones a nivel sexual y que puede potenciar su placer, sino que les ayuda a liberarse de tensiones de la vida cotidiana y a relajarse teniendo una especie de alter ego.

Ahora hablemos del 11% de la población que se siente atraída por estas prácticas, incluso desde etapas tempranas de su vida. Estas personas comenzarán a desarrollarlo la mayoría de las veces de una manera más suave, pero luego se van ilusionando para progresar y trascender y así no quedarse con un goce pasajero que podría tornarse igual de monótono que la sexualidad vainilla.

Por último, otra de las diferencias significativas entre los kinkys y BDSmeros es que en el mundo Kinky no hay un interés por mantener o entablar una relación de dominación y sumisión, tampoco se consideran ni sádicos ni masoquistas. La finalidad de los Kinky es el aderezo a sus relaciones eróticas y sexuales.

Dentro del BDSM existen las relaciones de poder, pero acordadas en un cierto tiempo en lo que dura la sesión de juego, durante ese tiempo existe una parte sumisa que está dispuesta a entregar a otra persona su cuerpo y su voluntad. Aquí hay un intercambio erótico de poder, eso excita y sé que quizá te puede parecer extraño o un tema ajeno y lejano, pero puede resultar muy estimulante. La realidad es que, si lo pensáis, todos en la vida estamos socialmente involucrados en dinámicas de poder, incluso de autoridad, de dominación, de sumisión en nuestra vida cotidiana. Inclusive dentro de las propias familias, desde que somos pequeños, existen ciertas jerarquías, intercambios de poder. A veces viene muy bien en un juego consensuado y limitado, poder trabajar con los roles contrarios a los que estamos habituados, nos ayuda a tener un amplio desarrollo personal en cuanto el autoconocimiento, reconocer más preferencias en cuanto a nuestra erótica, así como en muchos casos resulta bastante terapéutico.

Espero que os haya gustado. 

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Besos

Gret de Lou