¡Buen día!

Espero os encontréis muy bien. En el día de hoy hablaré de un fetichismo muy divertido y para referirme a él de forma más común, se trata del fetichismo de las cosquillas. Evidentemente, como muchas otras, las cosquillas son otra vía de placer para disfrutar dentro de las prácticas sexuales, así como a algunas personas podría generarles máxima excitación que jueguen con sus pezones, pues para otros, dicha vía son las cosquillas.

«Las cosquillas son una excitación nerviosa acompañada de risa involuntaria, que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente», al menos esa es la definición de la RAE. Sin embargo, lo del ligeramente es relativo, pues la percepción de intensidad es distinta para cada uno de nosotros. Las cosquillas generan habitualmente una sensación de bienestar que puede llegar a ser sumamente placentera gracias a las endorfinas y dopamina, la última es un neurotransmisor del que ya hemos hablado en otros artículos, encargado del sistema de recompensa en el cerebro, y que provoca la risa.

Para los fetichistas del tickling, hacer o recibir cosquillas puede resultar sumamente excitante, una vía para llegar al máximo placer. Este fetichismo digamos que puede dividirse en dos partes, quienes lo disfrutan de forma erótica como tal, y cuando está incluido dentro del BDSM, es decir, en juegos de dominación y sumisión, en este último se utiliza a manera de castigo o como humillación.

Es importante considerar que, aunque no se trate precisamente de BDSM, las cosquillas pueden producir dolor. Basta con traer a la mente algún momento en el que verdaderamente os hayáis estado partiendo de risa, se percibe dolor en los músculos de la cara, y en el abdomen como si hubierais hecho cientos de abdominales. En algún momento también puede generar hasta dolor de cabeza y mucha tensión muscular, precisamente por eso también puede llegar a utilizarse para jugar con los límites dentro del juego del BDSM. No obstante, todas esas veces que os habéis reído tanto, siempre decís: «hace tiempo que no me lo pasaba tan bien, y que no me reía tanto hasta dolerme la tripa» como podéis ver es un dolor placentero y que al final relaja muchísimo después de liberar tantas endorfinas, por eso después de una buena sesión de cosquillas os quedaréis tan relax y con una sensación agradable.

Esta práctica, por supuesto, poco se puede desarrollar en soledad con algún instrumento, pues más bien te generará caricias, porque si has intentado realizarte cosquillas a ti mismo te habrás dado cuenta muy probablemente de que no es posible. Digo probablemente porque es verdad que algunas personas poseen la habilidad de hacerse cosquillas a sí mismos y que por supuesto les genere risa, aun así probablemente no sea igual de divertido o perciban las mismas sensaciones. Por lo tanto, se puede realizar en pareja o por supuesto entre más personas. No es forzoso contar con instrumentos adicionales, puesto que se posee el principal que son las manos, además de que con las uñas también se puede generar mucho placer, pero muchos fetichistas disfrutan de los aditamentos como podrían ser plumas o plumeros eróticos, cepillos o texturas de telas suaves, entre otros.

Ahora hablemos de las zonas. Por supuesto que se puede realizar esta práctica por todo el cuerpo, yo recomiendo probar en forma de caricias suaves y más superficiales en las zonas del rostro, pechos, pezones y probar la sensibilidad. Quizá genere un ligero cosquilleo, pero es interesante probar distintas rutas de placer y no solo enfocarnos en las zonas que son más propensas de tener cosquillas. Después para ir a tiro fijo las zonas para llevar a cabo las cosquillas con bastante éxito, inclusive con mayor intensidad, son el cuello, las axilas, los costados, las ingles y los pies.

Los mapas de cosquillas suelen ser diferentes en hombres y en mujeres. Usualmente, ellas las sienten con más intensidad con frecuencia en la planta del pie, ellos suelen notarlas más en las zonas erógenas directas como pudieran ser genitales o el pecho. Esto es muy variable e independiente en cada persona, es por ello que es importante explorar las rutas de placer en cada persona, también es posible que al paso de los años las cosquillas vayan disminuyendo, de forma más notoria después de los 40.

En las zonas en las que se perciben más cosquillas debes de comenzar de forma suave y después ir subiendo la intensidad jugando con tipos de presión distintos, más tarde puedes volver a bajar el ritmo y a subirlo. Recuerda que en los juegos nada debe ser predecible, sé creativo, pasa de una zona a otra, utiliza diferentes intensidades e instrumentos para jugar. Por supuesto, intercálalo con besos, mimos y otro tipo de caricias eróticas. Ten en cuenta que otra herramienta muy interesante para utilizar en las cosquillas es tu propia lengua, será superplacentero jugar con ella y llevar a cabo una combinación entre cosquillas mientras la introduces por la oreja, por el ombligo u otras zonas y además dejas un reguero de besos con los que también puedes crear cosquillas.

En la época medieval las cosquillas ya eran consideradas como una tortura, entonces es bien utilizado como ya lo hemos mencionado en las prácticas de BDSM. En este juego de dominación y sumisión, el dominante es quien actúa haciendo cosquillas y el sumiso recibe. Sentirse vulnerables aumenta la sensación de cosquillas, así que puede resultar más o menos fácil percibirlas dependiendo de que tanto te imponga la persona en el rol dominante, de hecho el encontrarse inmovilizado aumentará también las sensaciones y la intensidad. Evidentemente, cuando se entra en la dinámica de un juego de dominación y sumisión, habrá que negociar, consensuar y utilizar palabras de seguridad.

Finalmente, para los fetichistas de cosquillas, serán diversas situaciones las que generen la excitación, para quien recibe por supuesto tiene que ver con la risa, con la liberación de endorfinas, con la liberación de dopamina, con aquel cosquilleo, etc. Para quien está haciendo las cosquillas disfrutará con las reacciones de la otra persona, quizá el sonido de las carcajadas, la intensidad de las mismas, sus gestos, el llevarle al límite hasta pedir que pare, etc. Habrá para quienes son necesarias también las sensaciones táctiles y otros para los que no, ya que inclusive existe porno hecho para satisfacer este fetichismo, claramente algunos fetichistas no les será de utilidad, pero a otros sí.

Así que, aunque no sepáis si sois fetichistas de las cosquillas, es una práctica que indudablemente hay que probar porque está relacionada con el centro del placer en el cerebro.

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Besos y hasta la próxima.

‌Gret de Lou